En un mundo en el que la moda es uno de los mercados más rentables, el patronaje industrial supone un enorme revulsivo para la creación de empleo, porque, sin duda, hay una altísima demanda
Las influencers, las alfombras rojas, las redes sociales, los eventos, las bodas, las celebraciones, inauguraciones… todos son lugares en los que destaca un elemento: la moda. Se crean tendencias en la ropa, en la de pret a porter, es decir, en la del día a día. Tanto ha crecido la demanda en el sector textil que algunas de las grandes fortunas a nivel mundial provienen de ese negocio.
Por eso, es fácil intuir el enorme trabajo y riqueza que genera ese mercado y la fabricación de las piezas. Pero, ¿qué hay que estudiar, en qué hay que especializarse para acceder a ese mundo tan prolífico?
En primer lugar, hay que tener en cuenta que este tipo de prendas que se venden al por mayor tienen unos tallajes predeterminados, unos acabados concretos y un patronaje específico. Por tanto, ese es el primer lenguaje que hay que manejar.
Dicho lo cual, el patronaje industrial consiste en un método que genera una serie de patrones concretos y precisos con los que se procede a la manufactura en masa o a nivel industrial de cualquier ropa y prenda textil.
Todas esas razones, hacen pensar que un conocimiento exhaustivo del mundo del patronaje puede abrir muchas puertas laborales. También manejar la maquinaria con la que se realizan y tener los conocimientos matemáticos y de medidas y escalado de patrones. Asimismo, hay que decir que el patronaje lo que permite es traducir diseños de moda, dibujos y bocetos de los diseñadores y del equipo artístico en patrones en tres dimensiones, con el fin obvio de que se ajuste, en todo momento, al cuerpo humano.
Esa es la consecuencia directa de que los patronistas usen medidas anatómicas y una serie de normativas a la hora de hacer patrones teniendo un amplio conocimiento del cuerpo de las personas.
Pero, como toda profesión, es imprescindible adquirir las destrezas, conocer las teorías y ser conscientes de las diferentes técnicas. Esto se consigue, obviamente, en las escuelas de corte y confección, en las que se presta una especial atención al mundo del patronaje.
La formación en patronaje, corte y confección es esencial
Hay fábricas de tejidos y prendas que tienen sus propias secciones de patronaje. Sin embargo, en este mundo textil también existen industrias auxiliares. Son talleres que se dedican a servir a otras fábricas en el corte de las piezas, en el ensamblaje de cada corte y en la elaboración de masa, para pequeña o gran escala, de generación de prendas. Es ahí, en ese tipo de taller de patronaje y confección donde los aprendices pueden ir adquiriendo los conocimientos o aplicando la teoría que se enseña en las escuelas de diseño. Hay que recordar que hay fábricas de este sector que trabajan prácticas sostenibles con el medio ambiente, como es el caso de Onatex.
También es importante que este tipo de compañías auxiliares de la fabricación de textiles sea capaz de elaborar prendas en diferentes tallas, de ahí la enorme importancia del patronaje industrial y del conocimiento de las formas y los cuerpos humanos. Pues, un fabricante textil debe tener cierta certeza de que cada tallaje es el acorde a las características comunes de las personas que tienen, más o menos, la misma envergadura, peso y estatura.
Un trabajo industrial
La industrialización de la fabricación de prendas de ropa supone que también la industria auxiliar que trabaja para las otras marcas se adapten, en todo caso, a la tecnologización de los procesos. Es por ello que el patronaje industrial, además de los patrones físicos que se puedan usar, también precisan de softwares que digitalizan esos diseños de cada pieza y facilita, aún más, el trabajo. Pues, no se puede olvidar que la fabricación textil a grandes niveles también las hacen, en su mayoría, maquinaria programada.
Por tanto, el patronaje industrial es muy necesario en el modelo de consumo de prendas de vestir que se tiene en la actualidad. De ahí la importancia de la aplicación tecnológica constante y en la facilidad y agilidad de los procesos.
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