Como sabemos no, todo el mundo cuenta con una audición normal. La pérdida auditiva es considerada como la tercera enfermedad crónica más habitual en el mundo. Apreciándose en un 80 % de personas que sufren algo llamado como hipoacusia neurosensorial. Es generada por la pérdida producida por disfunciones de la cóclea, esa parte del oído de forma de caracol.
En la parte cóclea se encuentra células ciliadas finas, las cuales son las responsables de la cesión del sonido. Tristemente, estas células suele ser dañadas, a la exposición de sonidos fuertes, deterioro, enfermedades o efectos secundarios de algunos fármacos.
Como efecto, si tenemos pocas células ciliadas que se encarga de estimular al nervio auditivo, el nervio que lleva la información al cerebro, la repuesta puede ser insuficiente o distorsionada, causando que la persona no pueda oír o comprender de forma clara el sonido.
En estos casos las células ciliadas pueden verse dañadas, pero el nervio auditivo permanece intacto, su único inconveniente es no recibir la señal, y esto es fantástico para la persona afectada.
Gracias a esto se ha desarrollado un dispositivo, conocido implante coclear. Esto es una “maravilla” de la tecnología, un aparato que podemos utilizar para recuperar la audición. Por eso que como paciente es importante conocer cómo funciona la audición, y cómo puede perderse, comprender como restaurarla es un tema fácil en esta época donde la tecnología en el área de la salud ha avanzado bastante.
Implantes en el oído interno
Los implantes cocleares poseen dos partes. Una que suele ser implantada en el oído interno y la otra en la parte externa, pero está ligada a la parte interna.
Este equipo capta el sonido y lo transforma en impulsos eléctricos que activan de forma directa el nervio auditivo. Funciona como un “by-pass”, un tipo de “puente” del oído interno perjudicado.
Gracias a esto, los primeros implantes cocleares constituían del aparato externo (especialmente un micrófono y un tipo de procesador de sonido, que se encargaba de evolucionar el sonido en un tipo de onda de voltaje) junto a un electrodo único que es adherido a la cóclea. Por lo que los primeros ensayos con implantes cocleares se concentraron en canales electrodos únicos para estimular el nervio auditivo. Aunque, esto daba malos efectos en la idea del habla, los pacientes terminaban escuchando los sonidos, pero no se lograba interpretar o simplemente no los comprendían.
Luego de años de estudios se logró avanzar y ofrecer a los pacientes un mejor dispositivo que mejore su calidad de vida.
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