Como sabemos a través de la historia, en el siglo I a.C. la ciudad de Cartagena fue pionera en la creación del primer gran acueducto romano lejos de la gran Italia, actualmente sigue dirigiendo la innovación en el trabajo del agua desafiando la digitalización del ciclo urbano con base a este recurso vital.
Fuentes y corrientes indisolubles de agua
Ubicada en el Mediterráneo y rodeada de cinco colinas, esta hermosa península entre la laguna salada más importante de Europa y el extenso mar, Cartagena desde hace siglos ha sido centro estratégico muy envidiado por las diferentes culturas mediterráneas, solo por contar con defensa y las mejores referencia comercial (en este momento sigue siendo uno de los puertos costeros más significativos de España, no solo por su gran calidad económica, sino igualmente por albergar la base naval más grande de España de toda la costa mediterránea); sin embargo, limitada por la indigencia hídrica a la que le castigaba por la escasez de sus fuentes y corrientes indisolubles de agua.
Cartagena fue instituida por los cartagineses durante el siglo III a.C., espacio donde anteriormente se encontraba una vieja ciudad ibérica llamada Mastia, y desde su constitución en el 229 a.C. hasta hoy en día, la gestión del suministro de agua ha causado un rico patrimonio de estructuras hidráulicas y una apreciada cultura de usos del agua que ha implantado en el ADN cartagenero la calidad de cada gota.
En medio de las guerras cartaginesas, dada entre (264 a.C. – 146 a.C.), la localidad fue tomada por los romanos, llamándola como Cartago Nova, nombre derivado de la designación actual, y bajo la autoridad romana, la ciudad se desarrolló y se convirtió en una de las sedes comerciales más significativas de la Hispania romana, esto fue gracias a las grandes minas de plata que se hallaban en sus proximidades, y que además contaba con una significativa producción de Garum o Liquamen, una especie de salsa elaborada con pescado muy valorada en el imperio.
Este progreso social y económico no hubiera sido posible si la ciudad no hubiera contado con uno de los ingenios hidráulicos más arcaicos de la península: el popular acueducto de Cartagena.
Este acueducto es el legado del general romano Pompeyo, quien desafió a Julio César por el dominio del Imperio Romano, expidiendo algunas de sus batallas en territorio murciano.
Según una investigación hidrogeológica realizada por expertos de la Universidad de Murcia y de la Politécnica de Cartagena, se ha comprobado que el sistema hídrico romano de la localidad estaba desarrollado por un acueducto y diferentes fuentes públicas.
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