La crisis económica actual está dejando a millones de personas por todo el mundo en una dura situación financiera. Abonar los pagos mensuales a nivel particular, como puede ser la factura de la luz, la hipoteca o el alquiler, ha pasado de ser una acción habitual a una labor extremadamente complicada, no obstante, el tejido corporativo se está llevando la peor parte. La inflación y el alto coste de la energía son situaciones que, sumadas al paso de la pandemia sanitaria, han abocado a muchos empresarios a la bancarrota. Una situación que ha provocado un incremento en la demanda de los servicios de abogacía para gestionar los concursos de acreedores consecuentes.
Qué es un concurso de acreedores
Cuando una empresa acumula deudas, deudas y más deudas, es posible que se vea obligada a contratar a abogados concurso de acreedores. Unos profesionales que han basado su carrera en el derecho mercantil y que se han especializado en ayudar a los directivos a superar esta fase tan particular. Se trata de una de las situaciones más difíciles por las que puede llegar a pasar cualquier modelo de negocio y, como tal, es importante tener a nuestro lado un equipo de abogados preparados para abordar con solvencia cada escenario.
El concurso de acreedores tiene varias figuras implicadas, siendo el administrador designado por un juez, el encargado de gestionar la empresa por sus diferentes fases. La primera de ellas consiste en la recopilación de la información de todos los acreedores, para, de este modo, elaborar un listado de importancia y preferencias. Durante la segunda fase, se trata de llegar a acuerdos con dichos acreedores, momento en el que los abogados juegan un papel determinante. Una vez finalizada esta etapa, se procede con las reducciones de los préstamos acordadas y la fijación de nuevos plazos, lo cual permite a la compañía mantenerse a flote durante más tiempo.
En caso de que el acuerdo se incumpla, entonces empieza una tercera etapa, en la que la sociedad debe liquidarse. El administrador pondrá a la venta todos los bienes de la empresa, para así amortizar las deudas pendientes. Esto supondría el final de la compañía y es importante evitar a toda costa que llegue a suceder. Razón de peso por la que, si estás a punto de entrar en un concurso de acreedores, debes buscar un despacho de abogados reconocido en la materia y ponerte en sus manos de inmediato.
Cómo identificar a los mejores profesionales
Nadie espera llegar a una situación como esta, no obstante, los tiempos actuales han hecho que muchos empresarios se vean abocados a un concurso de acreedores. Cabe recordar que este escenario no es un conflicto ‘per se’, sino que durante su desarrollo van surgiendo posibles disputas que se deben resolver con solvencia. Esto es lo que diferencia a un buen equipo de abogados de uno mediocre: su capacidad de abordar todos y cada uno de los posibles problemas del concurso, y solucionarlos con la máxima eficiencia posible.
Dichos problemas pueden darse en el mismo primer momento del concurso, cuando se está reconociendo y clasificando el crédito. Asimismo, encontramos conflictos con respecto a los administradores, quienes no siempre están exentos de errores. Por otro lado, los abogados protegen a los empleados de la empresa, por lo que buscan conciliar a ambas partes para evitar que el concurso trascienda más allá de lo que ya lo está haciendo.
Por último, hay que hablar del papel de los abogados en la gestión de las nuevas deudas que se van sumando al concurso, tomando así una perspectiva global de los pagos pendientes del negocio.
Para que un bufete de abogados pueda dar la talla, debe ser capaz de resolver todas estas situaciones. De hecho, dichos profesionales también se ponen a disposición de los propios acreedores, por lo que su rol está presente en ambas caras de la disputa. Un servicio fundamental en el que la cercanía con los clientes se presenta como un valor adicional, acompañando a quienes estén pasando por su peor momento hasta la fecha.