La mayoría de las veces, cuando iniciamos una relación laboral con un empleador, no conocemos a nuestro jefe o lo conocemos solo una vez en la entrevista de trabajo. Entonces, en este punto, preguntamos: «¿Será un jefe difícil?» ¿Serás una persona considerada, servicial, afable, etc.?
A medida que pasa el tiempo, empezamos a preocuparnos de que nuestro jefe ideal no sea en realidad nuestro jefe y resulte ser un jefe difícil (no es comunicativo, hay que averiguar lo que quiere, es muy exigente, es demasiado perfeccionista, su comportamiento es despótico y altanero, etc.).
Sin embargo, es crucial tener en cuenta que, en ocasiones, lo que percibimos como un «jefe complicado» es en realidad una oportunidad de crecimiento profesional cuando enfrentamos desafíos y circunstancias que nos obligan a salir de nuestra zona de confort. Por otro lado, es fundamental establecer límites para evitar la pérdida de autoestima, confianza y seguridad.
Casos sobre un jefe difícil y posibles soluciones
El jefe no es muy hablador
Esto realmente te duele la cabeza. Es el tipo de jefe que quiere que el subordinado se convierta en un experto y, si no lo hace bien, podría darle una reprimenda, un mal gesto o incluso una disculpa por escrito. ¿Qué haremos?
Lo primero que se aconseja con este jefe difícil es analizarla desde la perspectiva del jefe. En otras palabras, ver qué tareas no se completan, lo que finalmente hace que se moleste.
Es necesario preparar un argumento sobre cómo entendemos lo que hay que hacer y solicitar una reunión formal para llegar a una serie de acuerdos y establecer un flujo sano y profesional en la comunicación.
Si alguien solicita un informe pero no especifica lo que debe incluir, se recomienda enviar un correo electrónico de confirmación con la información que se cree que se incluye. Si esto es rechazado, se recomienda solicitar una reunión para revisar el progreso realizado en la tarea asignada y luego explorar lo que se prevé.
Mi jefe difícil quiere que todo lo haga yo
Esto sucede muy amenudo, mientras lee el periódico y habla por teléfono a pesar de tener poca experiencia y formación.
Esta es una situación que ocurre con mucha frecuencia, y lo único que podemos cambiar en este momento es cómo abordamos los hechos. Antes de calificar y degradar a nuestro jefe difícil si sentimos que no es lo que esperábamos, es importante detenerse y considerar: ¿Qué necesitaría tener en su lugar?
Y una vez que empecemos a trabajar en los huecos que hay que cubrir para que haya un ciclo natural de selección, combinado con proactividad, automotivación, preparación y buen comportamiento, seremos capaces de crecer dentro o fuera de la empresa.
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