El estrés es una respuesta biológica normal del cuerpo al hacerle frente a situaciones que preparan al organismo para huir o luchar con algún peligro. Sin embargo, si las alteraciones fisiológicas se mantienen constantemente en el tiempo, estas pueden ir deteriorando la salud poco a poco. A continuación, hablaremos cómo el estrés crónico afecta a cada sistema del cuerpo.
Sistema inmunológico
Los glucocorticoides u hormonas del estrés se encargan de la regulación del sistema inmunitario. Con el paso del tiempo, al estar alteradas constantemente, estas hormonas pueden debilitar las defensas y disminuir la capacidad para combatir patógenos externos que atacan al organismo.
Por esta razón, las personas estresadas están más propensas a contraer infecciones virales como el catarro, también pueden demorar más tiempo en recuperarse de una lesión o enfermedad. Además, a largo plazo puede desencadenar innumerables problemas mentales y físicos, incluyendo enfermedades metabólicas, fatiga crónica, depresión y trastornos inmunes.
Sistema digestivo
El estrés crónico puede provocar dolor de estómago, aumentar o disminuir el apetito, causar náuseas, e incluso vómitos. Asimismo, puede aumentar las probabilidades de padecer úlceras gástricas o intensificar sus síntomas, causar reflujo gastroesofágico y diarrea. El estrés también se asocia a alteraciones en la población bacteriana del intestino, perjudicando principalmente a personas con enfermedades inflamatorias intestinales.
Sistema musculoesquelético
Los músculos se tensan cuando estamos estresados para protegernos de posibles lesiones, luego se relajan cuando perciben que la amenaza ha pasado. En los casos donde el organismo continúa percibiendo esta alteración, los músculos no tendrán la oportunidad de relajarse. Esto daría como resultado que la tensión muscular continua provoque dolor de cuello, de cabeza y de espalda, además de otras molestias.
Sistema cardiovascular
Cuando el corazón se encuentra sometido a estrés, late más rápido, contrayéndose con más fuerza, provocando que las hormonas glucocorticoides induzcan la constricción de los vasos sanguíneos. Por tanto, esto derivaría mayor cantidad de oxígeno hacia los músculos, aumentando su resistencia; a su vez, esto también aumenta la presión sanguínea. Esto provoca que al final el corazón trabaje mucho más tiempo, aumentado el riesgo de sufrir un ictus, hipertensión arterial o un infarto de miocardio.
Aparato respiratorio
La respiración se acelera durante el estrés con el objetivo de distribuir sangre rica en oxígeno por todo el organismo. Esto significa un problema para quienes sufren enfermedades pulmonares como asma, bronquitis crónica, enfisema pulmonar, entre otras, cuando el organismo se ve sometido a mucho estrés.
Alteración en el aparato reproductor y sexual
En las mujeres, el estrés crónico puede alterar el ciclo menstrual, dificultad para quedar embarazadas, intensificar los síntomas de la menopausia y reducir significativamente el deseo sexual. Igualmente, los hombres pueden sufrir disfunción eréctil por causas psicológicas, y los niveles de testosterona pueden comenzar a descender; lo cual interfiere con la producción de esperma, ocasionando un bajo deseo sexual o impotencia.
Finalmente, el estrés crónico también puede provocar problemas psicológicos, ataques de pánico, depresión, dificultad para mantener o conciliar el sueño, entre otras afecciones. Por lo tanto, es necesario afrontar esta condición llevando un estilo de vida saludable como realizar ejercicios, una alimentación balanceada, dormir como mínimo 8 horas diarias. Si seguimos estas recomendaciones, lograremos tener una vida con el estrés adecuado para nuestro organismo.
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